LA KOLEKTIVA KOÑÜWE
Entrevista y fotografías por Daniela Pardo
Publicado originalmente en Revista Anagénesis N.7
Abril 2016
Koñüwe es una kolektiva feminista que lucha contra el patriarcado y propaga el autoconocimiento como herramienta para combatir un sistema opresor, que afecta y menoscaba tanto a mujeres como hombres con sus estándares patriarcales.
Son mujeres críticas de la industria farmacéutica y de la innecesaria «higiene femenina”, de la medicina alópata y prácticas ginecológicas que violentan a la mujer. Con su círculo de mujeres sin jerarquía llevan al frente la consigna “mi cuerpo, mi territorio de lucha”. Koñüwe comenzó en un taller de ginecología natural, subversiva y libertaria, realizado por una de sus ahora integrantes, Paula, quien llevaba un tiempo transfiriendo su experiencia a todas las mujeres que quisieran reconectarse con la sexualidad, autoconocimiento y prevención.
¿Qué motivaciones tuvieron para formar La Kolektiva?
Paula. Empecé con el taller por sentirme oprimida. Siempre me consideré feminista pero era feminista de papel porque el patriarcado me pisaba todos los días y yo lo permitía. Después entendí que se pueden generar cambios desde lo cotidiano, esos pequeños cambios te empoderan y ese empoderamiento se traduce a una lucha incansable. La Kolektiva surge como una necesidad de combatir desde la contrainformación, desde la cotidianidad de la vida. Nuestro cuerpo es una herramienta de lucha, la revolución empieza en el cuerpo y en cómo permito que el sistema me impregne y me violente. El acto más revolucionario de nosotras es hacer llegar al resto esa revolución y toda la información silenciada.
Rocío. Queremos compartir ese sentir, que viene a ser un despertar. Si tú ya despertaste frente a eso y tienes la información, es súper egoísta solamente dejarlo para ti. Ese es el sentido de reunirnos y hacer los talleres y reuniones, que sea súper abierto para que vaya circulando la información.
¿Qué prácticas violentan la naturalidad de la mujer hoy en día?
Paula. Te duele cada vez que se habla mal de la menstruación o cómo se asume el tema de los partos, con hospital y suero; eso es violencia. Se asume que tenis que tomar anticonceptivos o que tenis que usar un gel para limpiarte la vagina. Eso es violencia, y nosotras somos cómplices. El tema también está en cómo el comunismo, anarquismo y todos los ismos nos violentan, son súper patriarcales, está todo unido.
Teffa. Estamos también tratando de poner atención en el lenguaje que utilizamos, que es sexista. Para el resto son detalles pero para nosotras no. Cuando el femenino va entre paréntesis, por ejemplo, estás diciendo que hay un lugar secundario que ocupa la mujer. El lenguaje construye realidades y tenemos que ser radicales en esa postura. Por repetición nos violentamos.
Loreto. Con todo lo que te dicen desde la infancia, el despertar es muy fuerte. Yo no soy la de la revista, la del comercial, soy la real. No tengo que meterme una crema para oler mejor, no tengo por qué usar desodorante y tapar mis olores, este es mi olor y mis pelos. Sigo siendo mujer.
¿Qué es lo que quieren activar con su consigna “Mi cuerpo, mi territorio de lucha”?
Cassi. Creemos que conocernos es un elemento político y subversivo, un acto que siempre nos han limitado. Entonces, cuando llega ese momento de reconocimiento es un paso importante. Hay gente que no se da cuenta pero el cuerpo es un arma, es bonito utilizarlo como herramienta política.
Teffa: Nos llegamos a cuestionar cosas como ¿por qué se le dice regla a la menstruación?, ¿por qué es tabú aún hablar de que sangramos?, ¿Por qué cuando estamos en un acto sexual hay una carga denostativa al estar menstruando? Uno es un cuerpo y es un trabajo político conocerse, con mi cuerpo me empodero de lo que soy. Yo estoy cuestionándome si me dejo los pelos largos porque estoy en contra del patriarcado o porque yo sólo los quiero tener largos. Que esas decisiones pasen por ti, no por una imposición. Que no tengas que cumplir con estereotipos femeninos o masculinos, que no tengas que estar moralizado absolutamente por el sistema.
¿Cuál es su visión sobre la pastilla anticonceptiva y sobre la industria farmacéutica “femenina” en general?
Rocío. Somos críticas del discurso biomédico que existe en torno a la menstruación, que te dice que debes usar anticonceptivos para regularte y normatizar tu cuerpo a un comportamiento adecuado, sistémico.
Loreto. Muchas de las que tomábamos pastillas anticonceptivas nos dimos cuenta de los cambios con esa inyección de hormonas: te hinchas, te pones pechugona. Yo no me reconocía, me sentía ajena a mi cuerpo. También me pasó que con el tampón tuve infecciones. Pensaba que era mi culpa y que no podría ser culpa de las cosas que usa todo el mundo. Luego empecé a informarme y con el taller todas empezamos a despertar.
Paula. Creo que la herramienta más potente es el autoconocerse. Yo soy capaz de reconocer cuando estoy ovulando, y esa es la mejor herramienta para no quedar embarazada.
¿Y cómo reconocer esos momentos del ciclo? Muchas de La Kolektiva son sus propias ginecólogas, ¿cómo se examinan?
Paula. Utilizamos el Método Billings (examinar manualmente la mucosidad cervical) y el calendario lunar, en conjunto con medir diariamente la temperatura basal. Mirar tu propia cérvix también te avisa en qué etapa del ciclo estás. Yo tengo un espéculo, que me costó barato, y lo utilizo: te abres de piernas, te metes el espéculo en la vagina estando acostada. Mientras sostienes un espejo con una linterna y haces que rebote la luz hacia tu vagina, ahí ves tu cérvix. Según su posición y textura podemos reconocer en qué fase del ciclo estamos, días fértiles, infértiles, en gestación, etc. Usamos la página www.beautifulcervix.com como guía.
En Chile vivimos con un estereotipo de mujer objeto, erotizado y denigrado. Somos un país con la sexualidad muy mediatizada y mercantilizada, pero que se rige contradictoriamente por leyes conservadoras sobre sexualidad y derechos reproductivos. ¿Cómo responden a este contexto?
Teffa. Cuando uno se pregunta lo del cuerpo y territorio, desde ese lugar cuestionamos la imagen de la mujer y del hombre que se reproduce en el sistema. Porque me presenta un peso establecido, una tonificación, una belleza homogénea, un tipo de inteligencia, un mapa por el cual tengo que transitar que uno no entra a cuestionar. Y no estamos de acuerdo, hacemos pedazos esa figura. Nos preguntamos qué es ser mujer y eso nos llevó a preguntarnos sobre el rol histórico de la mujer. Yo volví a uno de los pilares de la construcción patriarcal que sería la cosmovisión hebreo-cristiana. La gran influencia de las religiones en nuestras vidas. Estamos en una cultura en donde la iglesia toma decisiones políticas y está en alianza con los grandes poderes económicos. El Papa es un presidente más. Pero uno que tiene que ver con mandatos morales transversales a las ideologías políticas. En la historia han sometido a los cuerpos, hablamos de poder, y nos dimos cuenta que la mayor parte de las imposiciones que hace que el cuerpo sea censurado tiene que ver con el mercado, que se colude con la moralina de las religiones. Tienes una sociedad completamente reprimida en el sexo, con una mujer que no tiene participación activa en la sociedad y que tiene que estar sujeta al hombre, en donde existen conductas establecidas. Hay que diferenciar ideologías religiosas y fanáticas y lo que realmente cada ser en su heterogeneidad necesita. Apelamos al sujeto autónomo, respetando su pulsión, su vibración, su diversidad. Tanto hombres niños, mujeres, niñas, ancianas, ancianos, animales, natura, estamos siendo violentados por la mano del patriarcado y el capitalismo salvaje y depredador. Y por la larga historia de cómo la especie humana ha deteriorado nuestra casa-mundo, nuestra casa-cuerpo.
Paula. Los hombres también sufren. El estigma de ser proveedor, por ejemplo, los mata. En el ámbito sexual están súper presionados, en el tema de la competencia. Ambos tenemos presión social. En el fondo estamos todos violentados, el sistema completo está diseñado para someternos y matarnos.
Teffa. La otra vez fuimos al conversatorio ‘Hombres contra el patriarcado’, y lo que me llamó la atención fue que ellos también están en este proceso de despertar. Lo interesante es ver que estamos todos súper dañados por al machismo y patriarcado, no sólo la mujer, el hombre también. No sólo es la cosificación de la mujer, sino también el producto del hombre: el aroma, la sensibilidad, la forma. Ambos hemos sido limitados. No deberían existir separaciones de géneros o división a través de los roles. En la trinchera estamos juntos.
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