Lenguaje Sexista
Por Equipo Anagénesis
Ilustraciones de Fernanda Berckhoff
Publicado originalmente en Revista Anagénesis N.7
Abril 2016
A veces, y sin darnos cuenta, replicamos y perpetuamos por medio del lenguaje ideas y conductas sexistas, trazando los límites que
dan forma a las diferencias de género.
- Varias teorías rondan la palabra. Al abrir el diccionario, algo vergonzoso es “embarazoso”, dejando implícito en nuestro lenguaje, sin darnos cuenta, una denostación del estar “preñada”. Embarazo viene del portugués Embaraçar, derivado de Baraça, que significa lazo. Enlazada. Lazo de unión entre la madre y su hijo… hasta ahí todo bien. Luego esa palabra la adoptó el francés y el inglés, en donde de alguna manera (y con pocos registros), embarazo se comenzó a aplicar para algo “Embarazoso” o “Embarrased” pa los gringos. De ahí el significado nos llegó de vuelta a América. De hecho nuestra ‘querida’ RAE define embarazo como “1. m. Impedimento, dificultad, obstáculo”. Algo molesto, como las desventajas que un vientre grande podría traer en una mujer. Pero, ¿Debemos mantenerlo así? ¿Debemos usar para el nacimiento de un nuevo ser y para un proceso natural de mujer, un término que lo define como algo vergonzoso y molesto? Solución: “Estoy preñada” y sus derivados.
- Histérica/co es la definición unisex para el gritón, nervioso y alterado. Lo curioso es el origen, ya que la palabra viene del griego ὑστέρα, que significa Útero. De hecho, la Histerectomía es el procedimiento médico de extirpación del útero. Entonces, HISTERIA viene de ÚTERO… de mujer. ¿Persona con útero= Histérica? Mal. ¿El origen? En el siglo XIX se decía que las mujeres padecían de una enfermedad, la Histeria Femenina, que tenía como síntomas espasmos musculares, respiración entrecortada, retención de fluidos e irritabilidad. En la época victoriana se proclamaba la imagen de una mujer que sólo debía tener sexo para reproducirse, lo que logró el aumento de muchas mujeres insatisfechas. Se decía que con esta enfermedad tomaban una actitud problemática. Obvio. Estaban calientes y no podían vivir sus impulsos con normalidad. Los doctores sólo veían problemas, por lo que buscaron alguna “cura” para estas “pacientes”. Al inicio les hacían lavados o masajes pélvicos, que las “calmaban”… o sea, les provocaban orgasmos. Luego se sofisticaron y el Dr. Joseph Mortimer Granville creó un dispositivo: el primer Vibrador o Dildo. Para los doctores de esos años, la excitación femenina era una enfermedad; y el remedio, un orgasmo. Pobres cabras. Aunque este aparato fue el inicio de una revolución.
- ¿INDISPUESTA? ¿ENFERMA? Nos recuerda a nuestras abuelitas, pero sigue pasando, depende de la ciudad o lugar donde estemos. Recordemos antes, nuestros primeros años de vida: todos hablando de sus temas, y siempre nuestros compañeros rayando penes en las paredes y mesas de clases. En asientos de micros y murallas de las calles: picos por todos lados. El pico en mano y boca de todos. Y nosotras silenciosas, unas más que otras pero Vagina no se decía en público. Menos se dibujaba, y ni hablar de la sangre que brotaba de ahí cada 28 días. “Me enfermé” o “Estoy indispuesta” fueron las frases sutiles aconsejadas por las mamás/profesoras/tías/abuelita para decir que llegó la menstruación, ciclo femenino de 28 días, natural, pero asemejado a estar enferma. Ese tabú se mantiene. La pobre vagina escondida (cada vez menos ah!). Unas dirán regla, otras serán más gráficas y detalladas… algunas tendrán más molestias que otras, pero, definitivamente, cada 28 días NO NOS ENFERMAMOS.
* Se buscaron palabras que denostaran ámbitos masculinos y no encontramos (dos dedos de frente pa cachar que el lenguaje es machista y segrega). De todas maneras si tiene alguna, aceptamos las sugerencias a nuestro correo.
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